Eran dos gatitos en su casita,
y los dos querían salir a jugar
pero su abuelita los retenía
para que nada les fuera a pasar.
Ándale, abuelita, déjanos salir,
ya verás que nada nos podrá ocurrir.
Vente con nosotros a jugar también,
somos dos gatitos que se portan bien.
¡Miau, miau, miau, miau, miau!
Cuidado, les dijo la viejita,
no se vayan a retirar.
El gigante anda por el bosque
y los puede devorar.
No temas, dijeron los gatitos.
Si al gigante vemos venir .
¡Pues lo morderé! ¡Y lo araño yo!
¡No van a poder! ¡Pero cómo no!
Cuando un gigante se nos pone por delante
lo consideramos un pobre ratón,
nos agazapamos y brincamos al instante
y lo apachuchamos de un trompón.
No tengas el menor cuidado.
Si al gigante vemos venir .
¡Pues lo morderé! ¡Y lo araño yo!
¡No van a poder! ¡Pero cómo no!