Pero no vaya a suponer que toda la infancia la pase frente al ropero de mi abuelita añadió Cri-Crí, la inquietud de mis primero años me obligo a salir mas lejos, ya había escuchado en el cuento de cierta gallina botijona que el mundo se extiende mucho mas allá de la iglesia, después, en la escuela, aprendí que nuestro mundo es redondo y que se le puede dar la vuelta, como una hormiguita corriendo alrededor de una naranja. Eso me animo a hacer paseos cada vez mas largos memoricé las callejuelas que cruzan las huertas me atreví a pisar la falda de las montañas y mi temeridad me obligo hasta seguir el cauce del río, tan lejos que cuando retorne de noche a casa la aventura me costo una paliza. Sí, el mundo es muy grande y pocos serán aquellos que lo hayan recorrido con sus propias piernas, pero lo que me ha sorprendido de nuestro mundo es que sea redondo como una naranja, por eso, aquellos que están del otro lado los chinitos tendrán que vivir de cabeza, postura divertida pero algo incomoda según comprobé colgándome al revés en el columpio sin embargo llegara algún día en el que la bondad y la justicia imperen en el mundo, entonces será posible enderezar a los chinitos.
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