Atardecer Campestre
© Francisco Gabilondo Soler " Cri-Crí el Grillito Cantor"


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Iba pasando Cri-Crí por una colina de suave pendiente cuando el sonido de un cencerro lo hizo volver la cabeza, allá enfrente en la pradera esmeralda se distinguía, una mancha blanca que semejaba un laguito de leche, --ovejas sin duda-- se dijo Cri-Crí, no podía ser un lago de leche, hasta la fecha los lagos han contenido agua, y así lo seguirán haciendo, salvo caprichos de la moda, en cuanto al cencerro jamas se ha conocido uno que flote, así sea agua leche o cualquier otro liquido.
Convencido de que se trataba de numerosas ovejas, Cri-Crí dirigió sus pasos hacia el rebaño, conforme se acercaba al grupo estimo las ovejas en un centenar, tal vez habría mas, pero como Cri-Crí solo sabe contar hasta 100 su calculo no paso de esa cifra segura, en el centro del rebaño una linda pastora lloraba desconsoladamente y sus lastimeros hipos eran coreados por las ovejas por tristes balidos. Cri-Crí se acerco a la doliente muchacha con la mejor intención de serle útil en algo.
Si, era linda la pastora y nada desbaratada, primero lloraba con un ojo y luego con el otro, para administrar las lagrimas, Cri-Crí comenzó por rogar a la bella que suspendiera por un minuto el lloriqueo ya que es imposible comprender palabra de quien gime y solloza, durante esa breve tregua, Cri-Crí supo que la aflicción de la pastora era debida a que ella sola tenia que trasquilar las ovejas y como eran tantas cuando estaba cortando la lana a las ultimas las primeras ya habían echado bellones, de modo que era cuento de nunca acabar y concluido el minuto de aclaraciones, la muchacha nuevamente dio rienda suelta a su llanto, entonces Cri-Crí compadecido saco un cuchillito mágico de corte rápido y poniendo manos a la obra en un santiamén dejo a todas las ovejas pelonas, pero como en un artista priva lo estético al trasquilarlas les dejo la lana sobre el testuz en forma de peluca, con ese arreglo el rebaño recordaba la corte de Luis XV cuyo reinado se considera como época muy elegante, solo que al ver sus ovejas luciendo peluca la pastora arreció el llanto, esta vez con ambos ojos a un tiempo.
Cri-Crí se cercioro de haber cometido de haber cometido una torpeza tomo nuevamente su cuchillito mágico, y en dos por tres dejo a las ovejas mas calvas que un cascarón de huevo, la linda pastora lo miro con los ojos cuajados en lagrimas, pero no de agradecimiento sino de amargo reproche en el ultimo instante había cambiado de parecer y encontrando graciosas a las ovejas no perdono a Cri-Crí el haberles tronchado la peluca.
Como se trataba de una pastora difícil de complacer Cri-Crí se embolso el cuchillo de tajo instantáneo, saludo por urbanidad y se marcho corrido, esta escrito que en esa fecha Cri-Crí navegaría en un mar de lagrimas, apenas llego a casa dio con otro llorón pero este de cuatro patas


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