Cri-Crí no permaneció mucho tiempo en el país de los bizcos aquel constante forzar de ojos le produjo una jaqueca insoportable. Dijo adiós y sus numerosas amistades lo despidieron con afectuosas miradas torcidas, después de varios días sin algo digno de contarse, Cri-Crí llegó a Lenguonía en cuya capital Parlate gobierna con mucho tino su presidente Don Archilabio Fodolí, Lenguonía es el país de los hablantines, ahí no hay lengua que se esté quieta se charla incesantemente y al mutismo se le tiene el mismo pavor que a la muerte. Cri-Crí paso días difíciles en Parlate, pues siendo por naturaleza taciturno y calladote le resultaba muy fatigoso tener que hablar hasta por los codos, para evitar hacerse sospechoso de espía internacional, adopto la costumbre de tener siempre un diccionario en la mano y leer en voz alta las palabras al tun tun, como cayeran, porque en ese país, a semejanza de algunos otros no importa que se dice con tal de que se hable mucho, nuevamente Cri-Crí pudo comprobar la sabiduría que encierra aquello de "no hay mal que por bien no venga" si hubiese tenido el violín y la mala ocurrencia de tocarlo, habría forzado a la gente a callar para escuchar la música, y bajo las leyes de Lenguonía cualquier acto que induzca al silencio es severamente castigado, las circunstancias evitaron a Cri-Crí una condena a varios años de recitaciones forzadas, sin embargo no se libro de un dolor de muelas, porque tenia que chupar caramelos constantemente para evitar que se le secara la boca. Cri-Crí tuvo que soportar el dolor de muelas porque en Lenguonía no hay un solo dentista, como se podrían sacar muelas con pacientes hablantines, en un país tan chacharero es lógico que los barberos y ventrílocuos alcancen los mas altos puestos. Las damas chismosas son muy admiradas así estén mas feas que Belcebú, en Parlate se habla día y noche, si algún durmiente cierra la boca su familia llama al psiquiatra.

Como difícilmente alcanzarían todos los vocablos del idioma para tanta ragulería, el presidente de Lenguonia señor Don Archilabio Fodolí en un breve discurso que duro doce horas autorizo el libre uso de palabras malsonantes lo que favoreció mucho a la economía del léxico y Cri-Crí llego al convencimiento de que aquel bullicioso país es el que mas conviene a un individuo tan imposible como el Negrito Sandia.