Un Viaje de Cri-Crí
© Francisco Gabilondo Soler " Cri-Crí el Grillito Cantor"


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Un buen día Cri-Crí despertó de humor aventurero y se puso en camino llevando por todo equipaje un violín dentro de su estuche, andando andando cruzó la frontera de un pequeño país llamado Guantia, países pequeños hay muchos, pero este se caracteriza por la falta total de turismo, porque Guantia es el país de los ladrones, ahí todos roban a diestra y siniestra, la cleptomanía es tenida por alta virtud, Cri-Crí siempre creyó que esa fama era debida a las intrigas y calumnias de las grandes naciones turísticas, de buena fe se registro en un hotel, y ya en su cuarto lo primero que hizo fue abrir el estuche del violín, con sobresalto vio que el instrumento había desaparecido, pero como desde su llegada a Guantia, no había dejado de sostener el estuche, Cómo le habían birlado el violín? Hirviendo en indignación se dirigió colérico a la estación de policía, y presento su queja, el comisario tomo nota de las señas del violín, marca, fecha de fabricación, perfil de las clavijas, numero de veces que desafina, etc, algo esperanzado en recobrar su instrumento, el artista dio las gracias y salió de la comisaria, pero al caminar sintió que los zapatos le lastimaban, agachándose a saber porque, noto que sus calcetines se habían esfumado, este nuevo despojo volvió a enojarlo y para cortar por lo sano, se encamino al palacio presidencial de Guantia, a ese edificio se entra fácilmente, carece de cerraduras, si las colocaran en las puertas al día siguiente habrían desaparecido, tampoco ponen centinelas porque antes de una hora les escamotean los fusiles, hallando el paso franco, Cri-Crí penetro al palacio y no tardo en dar con el presidente en persona, esta caballero, don Uño Hurtado de la Ganzúa lo recibió finamente y escucho a Cri-Crí referir el robo del violín y como en la comisaria, le habían quitado los calcetines a pesar de tener puestos los zapatos. --Buen trabajo policiaco-- exclamó el mandatario en tono satisfecho, y sin mas comentarios invito a Cri-Crí a comer excusándose unos instantes para firmar una sentencia, contra un individuo sorprendido en plena honestidad y a quien por el crimen de la honradez se le condenaba a robo perpetuo. Cri-Crí acepto el convite por dos razones, primero por tener apetito, después porque es fama que los presidentes, comen como sultanes aunque si turbante

Alrededor de una mesa sentaronse el presidente, sus ministros, varios aduladores titulados y Cri-Crí, mientras consumían deliciosos platos el presidente le birló al vecino de la derecha el reloj, la cartera y la pluma, al mismo tiempo el despojado, se dio maña en volarle al siguiente comensal objetos semejantes, el tercero hizo lo propio con un cuarto, y así iban los hurtos recorriendo solapadamente el circulo de la mesa, era de suponer que a los postres los objetos habrían dado la vuelta completa, retornando a su poseedor original, pero Cri-Crí estaba causando interferencia, en la rueda, como el no quitaba nada ni tenia ya que le quitaran, el ágape tomo un cariz desagradable don Uño Hurtado de la Ganzúa con la cara encendida espetó:

--Esta usted, interrumpiendo nuestra digestión le concedo una hora exacta, para salir del país, so pena de ir a la cárcel por babieca

Cri-Crí no se lo hizo repetir y se marchó mas que volando aunque antes paso por su hotel para recoger el estuche vacío, pero el estuche del violín también había desaparecido fue inútil buscarlo debajo de la cama, encima del armario o dentro del botellón del agua, Cri-Crí revisó todos los rincones, pero solo encontró una meñequita tan estropeada que ya no incitaba la codicia de los cacos.


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