Sí, la Luna te lo dirá. En aquel atardecer, la luna creciente colgada del cielo apuntaba sus cuernos hacia el oriente cuando Cri Crí y Farfulla preguntaron donde estaba el Gnomo. La luna respondió "esta detrás de ustedes". Ambos amigos se volvieron sin lograr ver a nadie. "Está detrás de ustedes" volvió a repetir la luna, solo que así se gire a toda velocidad, el Gnomo siempre queda detrás de uno y, como es muy incorrecto hablarle a quien este detrás de nuestras espaldas, Farfulla desistió de dirigirse al rico Gnomo que hubiera podido gastarse un dineral en avisos y anuncios de toda clase. Antes de buscar otro posible cliente, Ditirambo Farfulla que ya tenia apetito preguntó ¿Aquí, donde se come? En ningún sitio y como viera a Farfulla alarmado tomándolo por los hombros Cri Crí lo volteó para que respirara la brisa que en ese momento soplaba desde el trigal. Cinco o seis profundas aspiraciones de aire triguero equivalen a comerse un pan de buen tamaño. Cri Crí previno a Farfulla que cuando la brisa cambiara soplando desde el pantano, se abstuviera de inhalarla porque el aire del pantano es venenoso y huele a ranas despeinadas. Esa advertencia hizo que Farfulla preguntara si en el País de los Cuentos se acostumbran los perfumes. Claro que sí dijo Cri Crí; cuando queremos oler perfume nos ponemos una abeja viva en el labio superior debajo de la nariz como bigotito ¿Porqué una abeja ? Pues porque como las abejas liban continuamente en las flores adquieren un aroma delicioso. Ditirambo Farfulla pensó que en aquel raro país anunciar alimentos y perfumes resultaria ruinoso, pero algo debe haber aquí, insistió Farfulla, que guste mucho a los habitantes. Desde luego les gusta escribir versos; los pobladores del País de los Cuentos están dotados de un alto sentido poético. Todos son vates pero sus versos jamás se publican pues, tal como sucede en el mundo real, ningún poeta puede soportar las rimas de otro poeta. Farfulla hizo un gesto de contrariedad. Adiós promoción de lindos tomitos de poemas, más el ropaje, los vestidos, las galas. Eso sí debe ser una línea muy importante. Cri Crí sintió mucho tener que enfriar el entusiasmo de Farfulla. En las regiones de la fantasía la ropa nunca se estropea; basta consultar cualquier libro de cuentos para comprobar que sus personajes jamás desechan su indumentaria. Quizá podría yo anunciar algún espectáculo favorito, insistió el empeñoso Farfulla, pero Cri Crí volvió a desinflarlo al explicarle que los contadinos o sea los habitantes del país de los cuentos tienen por espectáculo favorito las puestas del sol y nadie estaría dispuesto a gastarse un céntimo en algo gratuito. Bien, bien, admitió el implacable Farfulla, pero las comunicaciones ¿Qué clase de comunicaciones hay aquí? Pues las noticias grandes y los chismes se mandan en paloma mensajera; las noticias poco importantes se envían a lomo de tortuga. ¡Teléfonos! exclamó Farfulla. Lo que aquí se necesita es el teléfono, ese invento repiquete maravilloso y entusiasmado con su idea Farfulla improvisó una frase publicitaria "La edad media con teléfono habría sido la edad completa" Cri Crí apenado por su amigo le informó que si hay teléfono, uno solo pertenece a doña zorra quien lo usa para procurarse disgustos.
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