Iba en automóvil Micifuz
manejando bajo el cielo azul
por las vereditas que hay allá en el bosque,
Y tocando su cometa para no chocar.
Se sentía orgulloso de tener
un coche tan lindo como aquél
y junto, a su lado, iba una gatita
que había convidado a salir a andar con él.
Iba repitiendo Micifuz:
No hay otra gatita como tú.
Ella sonreía y también decía
De seguro que a toditas les dices igual.
Y por ir haciendo el amor,
de que iban en coche se olvidó,
y contra un gran árbol el tonto fue a estrellarlo,
y en vez de besarlo la gatita lo arañó.