Retumba la herrería
con el canto del metal,
se llena de alegría
y reflejos de coral.
¿Son blancos o son negros
esos diablos del carbón?
Su raza laboriosa
sólo la conoce Dios,
pues el tizne de la fragua
los iguala de color.
¡Machaca, chico, machaca!
En el arte de forjar
a ritmo de martillo
en el yunque, no hay que cejar.
¡Machaca, chico, machaca!
En la vida es igual
el triunfo se consigue
tras constante machacar
aunque se fatigue
el herrero tropical.